Quienes Somos

La Empatía trabaja por el desarrollo de las comunidades más vulnerables de Colombia a través de la promoción de sus productos en La Tienda de la Empatía y los proyectos de desarrollo integral de la Fundación La Empatía. 

En la Tienda de la Empatía, buscamos que los productores y artesanos se ganen la mayor porción de la venta de sus productos, reduciendo la intermediación: 

En Colombia hay entre 7 y 10 eslabones de intermediación entre los productores rurales y los consumidores finales.   


  
Nuestros Principios: 

LA COMUNIDAD DECIDE

 Las comunidades son protagonistas de su propio desarrollo y son ellas mismas las que determinan su propio camino. Sobre las rutas que ellas tracen, se articulan las entidades públicas y privadas para ayudar a conseguir la meta: no para dictarla. Porque nadie puede dictar las metas de una comunidad sino ella, que conoce su propio contexto y tiene una condición singular, que impide llegar a ella con una receta general. Al revés: no hay recetas generales; no hay modelos replicables. Cada proceso es un traje a la medida de las necesidades y de las oportunidades de cada lugar. O dicho de otro modo: el trabajo comunitario de La Empatía no se asemeja a las piezas producidas en serie sino a las artesanías.

EL DESARROLLO ES INTEGRAL

   
El centro de nuestro trabajo es la dignidad de las personas: esa es la fuerza de gravedad que sostiene nuestros esfuerzos. Trabajamos siempre con una mirada integral del desarrollo que defienda la idea básica de que todos merecemos una vida digna sin importar el contexto, la raza, el estrato o el género:  todas las personas merecen que sus hijos vayan al colegio y tengan una buena educación, todas las personas merecen tener acceso a la atención en salud, a los servicios básicos: a llevar una vida digna y feliz.

LIDERAZGO COMUNITARIO

No queremos sustituir liderazgos sino apoyar los que existen: nuestra labor no es autoproclamarnos líderes de lugares en que no crecimos, sino promover las voces libres que existen en cada comunidad: en nuestro trabajo siempre entenderemos que es más importante escuchar que hablar; y siempre defenderemos la expresión libre y plural de cada comunidad  de la cual tomaremos nota para aprender.

PROCESOS NO PROYECTOS

Daremos prioridad a los procesos, no a los proyectos: al camino, no a las metas.  El proceso es un tejido: implica dialogar, participar, lograr consensos de  soluciones concretas para problemas concretos. Pero, sobre todo, el desarrollo se basa en la articulación: la articulación que precisamente se logra gracias a los procesos.  De nada vale construir un hospital si no hay médicos; de poco sirve ofrecer tierras y semillas a comunidades que no tienen carreteras para sacar al mercado sus productos; de nada valen los comedores comunitarios si no hay agua, o conseguir computadores para pueblos sin internet.  Se trata de entender los circuitos para saber conectar los alambres; de entender el plano antes que de donar los ladrillos.  Pensar en procesos implica construir sobre lo construido. 

ALIANZAS

Las soluciones se tejen entre todos: sin mesianismos ni redentores y, pensando siempre en el bienestar colectivo. La comunidad está en el centro y es dueña de su destino.  No creemos en comunidades benefactoras sino en comunidades socias, protagonistas de sí mismas.  Sumar no significa conseguir recursos cuantiosos; todos los aportes son valiosos, en especial los que provienen del conocimiento y compromiso, y no necesariamente del dinero.